EL REGRESO DEL PAÍS MENDIGO
Una marcha recorre las calles de Santa Cruz pidiendo a gritos “ayuda internacional”, una mujer increpa al ministro de economía en un aeropuerto, le pide que gestione ayuda en otros países. Un presidente dice delante de los medios de comunicación que no le queda plata para pagar salarios a maestros y médicos y que debe pasar el sombrero en Europa, para que le regalen unos millones de dólares.
Nadie parece sentirse ofendido con este requerimiento, todo lo
contrario. Existe en Bolivia una escuela de políticos y periodistas, que no se
ponen colorados al admitir que recurrirán a la limosna internacional para este
u otro asunto.
Es la cultura del país impotente, la teoría del país mendigo. Doscientos
años pasando el sombrero, han marcado a fuego a una sociedad que cree que no
puede. Que prefiere no poder a hacer el intento.
Les parece de lo más natural, hacer piruetas complacientes y luego
estirar la mano. Es nuestra realeza que se resiste a conocer la dignidad, que
no quiere abandonar el barro.
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